domingo, 30 de octubre de 2011

Grito Al Vacio

“quinta entrada, versión final”



Nos ponen a trabajar en condiciones deplorables: con mucho frío, calor, también de día y de noche, aunque nos dan de comer y por lo menos un lugar donde dormir, pero no es lo suficiente. Queremos tener más libertades. Yo quería continuar con mis estudios universitarios, pero no podemos asistir a ninguna escuela, porque a todos los que tenemos la marca de la "M" nos han quitado toda posibilidad de estudiar, de tener casa propia, de convivir con otras personas y en pocas palabras nos han aislado del restante de la sociedad. Nos tratan como animales o creo que peor. Yo quería continuar mis estudios universitarios, pero aquí en los campos de cultivo conocí a varios Universitarios de Toluca y me comentaron que tuvieron que abandonar sus estudios porque los Nazis los veían como una amenaza. Es una verdadera injusticia. De un día para otro te quitan todos tus sueños y comodidades.

Me dijeron que la primera estrategia que efectuaron los Nazis a su llegada  fue la de ubicar a todas las escuelas Primarias, Secundarias, Preparatorias y principalmente Universidades para destruir sus instalaciones y a la mayoría de los estudiantes los mataron, pero algunos alcanzaron a escapar.  Días después los Nazis lanzaron la noticia a los principales medios de comunicación de la ciudad y decían que a todos los estudiantes que habían escapado de las escuelas les daban un límite de 2 días para que se presentaran en el Palacio Municipal de Toluca. En la noticia decían que les daban la oportunidad de seguir con vida y si no se presentaban entonces los matarían. Los estudiantes que escaparon estaban atemorizados, pero tenían muchas ganas de  luchar contra los invasores.


Y finalmente el día había llegado, se cumplieron los dos días y los soldados llevaron a cabo su plan, pero ya habían hecho investigaciones de quienes eran los estudiantes y también la ubicación de su alojamiento, así que no tuvieron problema alguno para cumplir su objetivo. Yo aprecie que las personas que me estaban platicando esta historia, tenían una cara de preocupación y tristeza por lo que había pasado y el motivo de sus reacciones fue porque muchos vieron a los soldados asesinar a sus hermanos y amigos. La mayoría  de los que escaparon se entregaron porque le tenían miedo a la muerte, pero los soldados empezaron a seleccionar a los estudiantes con una serie de preguntas. Dependiendo de sus repuestas los soldados decidían si eran parte de sus prisioneros o si los mataban. El objetivo de las preguntas era para saber si una persona tenía ideas liberales o si eran todo lo contrario.

domingo, 23 de octubre de 2011

Choque De Vientos

"cuarta entrada, versión final"

Me encuentro con la autoestima muy baja, es porque no puedo creer lo que está pasando. Ser prisionero en tu propio país y gobernado por otros que no son de estas tierras. Qué tendrán de diferente a nosotros. Por qué se sienten superiores siendo iguales a nosotros. También tienen dos ojos, dos brazos, una cabeza, un cerebro, además ellos tienen la misma necesidad de tomar agua, comer y dormir. Yo creo que ninguna raza debe dominar a otra aunque  tengan creencias e ideologías diferentes.


Nos dan las instrucciones que sigamos a un soldado nazi y otros soldados nos van vigilando y dicen que subamos al autobus que se encuentra fuera de la bodega. Soy de los últimos en subir. El autobús va muy lleno y toda la gente va amontonada. Yo voy prácticamente colgado del autobús y siento el viento frío que choca sobre mi cuerpo y poco a poco siento mi piel muy fría y mis manos entumecidas. Ya no me puedo sostener del tubo del que voy agarrado y decido dejarme caer del autobús.

Los soldados nazis se han dado cuenta y detienen su marcha. Me golpean y me patean porque piensan que pretendía escapar. Me suben a una camioneta y no se adonde me llevan. Se han detenido. Este lugar tiene la apariencia de ser una fábrica. Me piden que me baje de la camioneta y me llevan adentro de la fábrica. Al entrar, percibo un olor a quemado y muchos gritos, pero no puedo creer lo que estoy viendo. A las personas prisioneras les ponen una marca en la frente como si fueran animales.

Un soldado se acerca a mí y mientras otros dos amarran mis manos y pies, para que no me pueda mover. Calientan una placa de fierro con la letra “M” ha de ser la inicial de la palabra mexicano o México. Acercan lentamente la placa a mí frente y me ponen la marca. Este dolor es insoportable y siento mí corazón que late rápidamente. Ahora voy a ser fácilmente identificado por los Nazis.

Ahora voy a trabajar para ellos. Nos han dado herramientas de campo y nos llevan en dirección a unos terrenos de cultivo, pero en qué condiciones nos tendrán…     


domingo, 16 de octubre de 2011

Un Viaje Poco Común

"Tercera entrada, versión final"
Muchas cosas pasan por mi mente, pero estoy convencido que voy rumbo a Toluca. Comienzo a sentir el frío característico de este lugar. Los Nazis no tendrán ningún problema con este clima, porque el de su país es similar. Lo que no comprendo es la presencia de los Nazis en México. Hay una gran probabilidad que se encuentren sitiados en otros países: quizá quieran tener el control de ciudades y poco después de países enteros. Tal vez estoy pensando en ideas muy disparatadas.

Se detuvo el automóvil, me bajan, me golpean y al mismo tiempo me quitan la venda de los ojos. Estoy sorprendido al ver gente encadenada, golpeada y encerrada en pequeños cuartos. Por qué el gobierno ha hecho nada para detener estas injusticias o estarán de acuerdo  con los Nazis.

Creo he perdido la noción del tiempo. Me resulta difícil calcular el tiempo transcurrido en este lugar. Un grupo de Nazis viene hacia donde me encuentro encadenado. Me sueltan las cadenas que están amarradas en mis extremidades, pero también a otros que están junto a mí. Nos han llevado a una bodega enorme y veo cadáveres de personas por todas partes y hay un olor insoportable.

Me sorprende que los Nazis hablen nuestro idioma, y estoy seguro que tenían muy bien planeado y estudiado para dominar nuestro territorio. Empiezan a observarnos y de pronto dispararon contra varias personas, pero somos muy pocos los prisioneros y definitivamente seremos sus esclavos. No me imagino el destino que me depara en estos momentos.

domingo, 9 de octubre de 2011

¡Camina, No Corras!


"Segunda entrada, versión final"
Me quedé dormido. Abro los ojos cuidadosamente porque tengo miedo de ver qué está pasando a mi alrededor. Percibo la silueta de una persona y trato de pararme, pero al hacer un pequeño movimiento escuché el mismo interrogatorio que me habían hecho aquellos tipos. Por lo sucedido en la carretera decido contestar de inmediato: mi nombre es Noé, vengo desde el pueblo de Cholula, Puebla y voy para Toluca en busca de trabajo. Solo quiero ganar un poco de dinero; fue lo único que dije. La silueta que estaba enfrente de mi metió su mano a su bolsillo y extrajo un objeto muy extraño. Me asusté y empecé a sudar mucho. Segundos después encendió un cerillo. Aquel objeto extraído de su bolsillo era una vela para alumbrar aquel misterioso cuarto.


La silueta era de una indígena pero yo todavía no entendía lo que pasaba en aquel lugar. Así qué decidí interrogar a esta mujer y le dije: "¿Por qué estoy aquí? ¿Quién me ha traído?", ella contesto: “No tengas miedo, solo te he brindado ayuda al verte tirado sobre la carretera y decidí traerte a este lugar, porque considero que aquí estás fuera de peligro".

Los Nazis han tomado la ciudad de Toluca, se han establecido en nuestras tierras, mataron a todos los de mi comunidad y a la mayoría de los pueblos cercanos. Yo logré escapar y tú has tenido suerte de seguir con vida.

Mi objetivo es llegar a la ciudad de Toluca y me imagino que habrá algún modo de entrar. Es fácil entrar pero seré un esclavo y prisionero de los Nazis, por lo cual no podré salir. Estoy dispuesto a arriesgarme. La mujer que me ha ayudado me enseñara el camino para llegar a la ciudad.

Me levanté lentamente a causa del dolor intenso en todo mi cuerpo y he decidido continuar mi camino.

Voy rumbo a la cuidad, pero de pronto escucho algunos disparos de armas de fuego. Empiezo a correr pero me cuesta mucho trabajo (he recorrido cuatro kilómetros aproximadamente) a lo lejos veo a personas que vienen a mi búsqueda y sigo corriendo para tratar de esconderme en algún lugar. No encuentro ningún escondite y tengo a tres personas enfrente de mi.

Me preguntaron: “¿Por qué corres?”. Ese es el motivo para matarme (es una acción retadora para ellos). La única forma para entrar es caminando cuidadosamente y sin hacer movimientos bruscos. De pronto me tiraron al suelo, me vendaron los ojos y me subieron a un automóvil.
Me imagino que voy en dirección a Toluca. 


lunes, 3 de octubre de 2011

Los Calambres


"Primera entrada, versión final"


Voy en dirección a Toluca, Estado de México. Ese es mi destino. Me imagino que habrá mucha gente como en las ciudades que he podido visitar y no precisamente voy de viaje. Las únicas cosas de valor que traigo conmigo son dos monedas de diez pesos, que amablemente una señora de edad avanzada me ha regalado. Le prometí que se las pagaría algún día y tendré que trabajar para poder cumplir mi promesa.


En este momento muevo mi puño semi-cerrado, con el pulgar mirando hacia un costado, meciéndolo de izquierda a derecha repetidamente. El motivo de estos movimientos bruscos es porque a lo lejos logro apreciar la figura de un automóvil y empiezo a gritar ¡hey un aventón! (espero sepa a qué me refiero). Dicho automóvil ha continuado su camino. Me he percatado que el conductor al ver mi apariencia ha subido la velocidad de su automóvil aunque también me he sorprendido al ver el estado físico de dicho conductor. Pude notar que es una persona completamente blanca de estilo europeo. El automóvil trae consigo logotipos del Gobierno del Estado de México y un escudo Nazi.

Después de caminar aproximadamente una hora he llegado a un letrero que dice: “Toluca - 5 Km”. Siento que se me estira la cara. Es la expresión de una gran sonrisa y creo llegaré a mi destino. De pronto se ha borrado la sonrisa de mi rostro al ver el mismo automóvil de hace una hora. Se detuvo enfrente de mí y para mi sorpresa bajaron cuatro hombres de piel muy blanca, con armas de fuego en mano. Dos de ellos apuntando hacia mi cabeza y el conductor del automóvil me interrogaba: cuál es tu nombre, de dónde vienes, por qué vas en dirección a Toluca. Yo no entendía nada quedé paralizado y enmudecido. Empezaron a golpearme y perdí el conocimiento.

Después de varias horas abrí los ojos. Estaba en un obscuro y pequeño cuarto, pero quise levantarme y tratar de huir. Mi cuerpo no reaccionaba, me dolía todo, no podía respirar (al parecer tengo el tabique roto) siento mi nariz del tamaño de mi mano y solo puedo mover mis ojos aunque no logro ver nada. Siento un extraño dolor en mis pies y el dolor se vuelve más intenso. Estoy experimentando un calambre. Es por la larga caminata de dos días. Trataré de descansar un momento.