domingo, 20 de noviembre de 2011

Al lugar que me pertenece

"octava entrada, versión final"



Cuando el militar me estaba apuntando con el arma de fuego, empezó a reírse y a burlarse de mí. Yo sudaba porque tenía mucho miedo. Pensé que había llegado el final de mi vida. Me dijo, por qué tienes miedo, si no tienes nada que perder. Mírate eres un esclavo ¡vives una vida perro! Las palabras que me expuso, me pusieron a pensar en ésta vida que llevo y llegué a la conclusión de que él tenía razón. Yo me encontraba confundido por la situación y le dije mátame para que deje de sufrir. El militar no quiso aceptar mi petición y me respondió: “no te mataré. Te dejaré seguir sufriendo en este infierno. Tenemos órdenes de no matar a nadie, porque necesitamos quien trabaje para nosotros”.

No me preocupo de mi muerte, sé que pronto llegará. Tengo una enorme inquietud por saber de mi familia. Aproximadamente llevo cinco meses sin saber de ellos. Me pregunto en qué condiciones están viviendo, si es que han llegado los Nazis a invadir la comunidad en la que viven mis padres. Sé que será difícil olvidarme de mi parentela, pero tendré que resignarme, porque me estoy metiendo en problemas por estar pensando en ellos.

Se me ha borrado de la mente la idea de hacer una rebelión en contra de los Nazis. No sé qué pensarán de mí los integrantes de mi nueva comunidad, cuando les diga que ya no habrá ningún movimiento en contra de los invasores.  Lo único que estoy esperando es la llegada de mi deceso. El militar me ha dejado con la autoestima por los suelos. No tengo quién me dé palabras de ánimo. Los Nazis nos han quitado toda posibilidad de luchar por nuestro futuro: nos aislaron de nuestros seres queridos, tenemos prohibido continuar con nuestros estudios, nos han puesto una marca en el rostro y tan solo nos dan una comida al día.

Quisiera que fuera el fin del mundo para que todo lo bueno y lo malo se acabe y vuelva a empezar un nuevo mundo, donde se escriba otra historia. Sé que esto no será posible. Me quedan muy pocas fuerzas. Las utilizaré para alentar a mis compañeros y así ellos podrán hacer lo que yo no pude: realizar una rebelión en contra de los Nazis.


Yo ya no puedo más...

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